sábado, 16 de octubre de 2010

Enfermedad de la Sarna

La sarna sarcóptica causada por Sarcoptes scabiei es responsable de epizootias en poblaciones de cánidos salvajes norteamericanos, europeos y australianos, gatos salvajes europeos y africanos, ungulados salvajes y jabalíes europeos, wombats y koalas australianos y grandes simios y diversos bóvidos salvajes africanos. Aunque las mortandades a corto plazo puedan parecer devastadoras, en poblaciones autosuficientes la mortalidad no es compensatoria, por lo que la sarna sarcóptica no suele incidir en la dinámica demográfica a largo plazo. En cambio, una epizootia de sarna puede tener graves consecuencias si afecta a poblaciones residuales o fragmentadas de especies amenazadas o en peligro de extinción, como las que figuran en la convención CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), en cuyo caso la supervivencia o recuperación de la especie puede llegar a depender de la salvación o pérdida de unos pocos individuos. La patogénesis y los correspondientes síntomas clínicos de la sarna dependen del estado inmunitario en que se encuentre el huésped. Un ejemplar no expuesto previamente, en deficientes condiciones inmunitarias o que padezca de anergia, incapaz de generar respuestas de hipersensibilidad, sufrirá una hiperqueratosis epidérmica muy extendida, en general sin alopecia muy marcada pero con inflamación dérmica subyacente de carácter crónico y abundancia de ácaros en la piel. Los ejemplares inmunocompetentes podrán generar una intensa respuesta de hipersensibilidad de tipo I y IV que induzca un sensible decremento del número de ácaros presentes en la piel hasta su total desaparición. No obstante, la piel experimenta una serie de impresionantes cambios estructurales y funcionales: engrosamiento generalizado, color grisáceo y pronunciada eosinofilia en toda la epidermis y la dermis. A menudo se produce una alopecia casi completa. Es posible aislar y tratar a los ejemplares infectados, como se ha hecho con cierto éxito en el caso de pequeñas poblaciones residuales de algunas especies en grave peligro de extinción.

Palabras clave
Anergia – Ausencia de reacción de un organismo frente a la aplicación interna o externa de una sustancia dada.
Epizootia – Enfermedad contagiosa que afecta a un gran número de animales.

:arrow: ¿Podemos interpretar y preveer la dinámica de la enfermedad en una población de animales silvestres?.

Al analizar la literatura científica referida a procesos epizoóticos de sarcoptidosis en ungulados silvestres (como en el caso del rebeco alpino, Rupicapra rupicapra) podemos apreciar un patrón epidemiológico similar al que experimentan poblaciones de otros hospedadores (incluído el hombre) cuando se ven afectadas por la enfermedad: nos encontramos ante procesos periódicos con ciclos variables que dependen de factores como los climatológicos y los demográficos, entre otros. Resulta fácilmente comprensible el hecho de que a mayor densidad de hospedadores aumenta la probabilidad de contacto, y por tanto de trasnmisión de la sarna, entre éstos.


Por lo general, cuando se produce el primer contacto de una población con el parásito se pueden producir altas tasas de mortalidad (en torno al 80 - 90 % de la población, o incluso superiores). Esto podría haber sido lo ocurrido en la población de cabra montés del P.N. de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas durante el período 1987-1991. Tras estos episodios más o menos "catastróficos" se suele observar una rápida regresión de la enfermedad y una recuperación de la población hospedadora. Si como resultado de esta primera epidemia se crea cierto grado de resitencia en la población superviviente, cabe esperar la aprición de nuevos brotes epidémicos a determinados intervalos de tiempo, pero, generalmente, de menor gravedad. En definitiva, la sarna sarcóptica puede estar presente a nivel enzoótico en muchas poblaciones silvestres, pero periódicamente alcanza niveles epizoóticos.


El poder predecir la evolución y el impacto de la sarcoptidosis en una población de animales silvestres resulta fundamental para diseñar planes efectivos de control. Es posible preveer la dinámica de la enfermedad en una población hospedadora mediante diferentes ecuaciones y modelos matemáticos. Para ello debemos conocer diversos parámetros o variables referentes tanto a los parásitos como a los hospedadores:

× tamaño de la población hospedadora

× estructura de sexos y edades de la misma

× grado de agregación de los mismos

× uso del espacio

× tasa de natalidad

× tasa de mortalidad

× fenómenos de emigración e inmigración

× tasa reproductora de los parásitos

× tasa de mortalidad de los parásitos

. diferentes parámetros de la patogenicidad del parásito y/o susceptibilidad del hospedador

× influencia de otras enfermedades y otros factores predisponentes, etc.


Estas variables se complementan con otros parámetros epidemiológicos, como la prevalencia, incidencia, o tasa de mortalidad inducida por los parásitos, entre otros. Como parece evidente, resulta tremendamente complicado el obtener datos sobre muchas de estas variables, concretamente en aquellas referentes a los ácaros, y es esto precisamente lo que dificulta el predecir con exactitud la evolución espacio-temporal de la sarna en una población de animales silvestres.


¿Cuándo y cómo actuar frente a una epizootia de estas características en una población silvestre?.

Sin duda este constituye uno de los aspectos del problema que más discrepancias o controversias origina. Para los que entienden una enfermedad que afecta a una población de animales silvestres como un proceso natural y, además, como un factor potencialmente regulador de dicha población y que, en parte, contribuye al equilibrio dinámico del sistema, resultaría injustificable el manejo de la misma, salvo en determinadas circunstancias. En 1972 se registraron los primeros casos de sarcoptidosis en el zorro común (Vulpes vulpes) en Suecia y, al parecer, la enfermedad había sido introducida desde Finlandia, donde se había dejado notar unos años antes, por zorros en fase de dispersión. En los años siguientes la sarna ya se había extendido por casi todo el país, dándose casos de altas mortalidades locales. También se diagnosticaron casos en linces (Lynx lynx) y se observó un aumento dramático del número de casos en perros de aquellas zonas donde aparecían zorros sarnosos. Entonces empezó a temerse por la pequeña y amenazada población de zorro ártico (Alopex lagopus), por lo que se emprendió una campaña de captura y tratamiento de animales enfermos, con excelentes resultados para la conservación de la especie.


Por el contrario, desde un punto de vista meramente productivista cabría pensar en la erradicación sistemática de la enfermedad en casos como los que hemos revisado. En cualquier caso, este último extremo resulta prácticamente inviable a nivel técnico. Recordemos que a pesar de que la sarna fue la primera enfermedad del hombre de la que se identificó el agente etiológico, y de que existen fármacos efectivos contra la misma, no se ha podido erradicar de la población humana.


No obstante, el control de la enfermedad cuando ésta alcanza niveles epizoóticos en grandes poblaciones resulta tremendamente difícil, dado que para conseguir cierta efectividad es necesario capturar y tratar a un porcentaje elevado de individuos de las mismas. En este sentido aún no se ha encontrado un método eficaz contra la enfermedad, selectivo (dirigido hacia una o varias especies), seguro (tanto para los animales como para el medio ambiente) y técnica y económicamente viable. De todos modos, en determinadas ocasiones puede resultar útil desarrollar programas locales de tratamiento y control de la sarna. Estas campañas de tratamiento se pueden complementar con la extracción selectiva de los individos afectados de la población, bien en vivo para su posterior tratamiento en cautividad, o bien previamente abatidos y sus restos debidamente eliminados (incinerados, tratados y enterrados o transportados hasta instalaciones de seguridad).

A la conclusión a la que llegamos es que la mejor forma de combatir la sarcoptidosis en una población de ungulados, o de cualquier otra especie silvestre susceptible de contraerla, es prevenirla. Uno de los elementos clave de la prevención consistiría en el manejo de la densidad de la población hospedadora, especialmente en aquellos casos en que otros elementos reguladores de la misma, como la predación, se encuentren ausentes. Se recomienda el mantenimiento de la densidad incluso por debajo de los niveles de capacidad de carga del medio y de una adecuada estructura de clases de sexo y edad. Esto implica, entre otras cosas un proceso de seguimiento y observación de la población (monitorización) continuo. De forma paralela es necesario llevar a cabo una regulación de la carga ganadera y de las densidades de otras especies exóticas que compartan el espacio, así como un control estricto del estado sanitario de ambos tipos de animales. Si a este tipo de medidas les sumamos todas aquellas disponibles encaminadas a conservar y, en su caso, a mejorar la calidad del medio, podremos esperar una relación costes/beneficios aceptable.

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