domingo, 23 de enero de 2011

Oso pardo, se aleja de la extincion "a corto plazo"

En la cordillera Cantábrica viven unos 200 osos, de los que alrededor de 150 integran la población occidental, asentada básicamente en el suroccidente asturiano. El resto compone la población oriental, repartida entre León y Palencia. Los ejemplares de ambos «bandos» poseen una genética diferenciada y aunque han permanecido aislados casi un siglo desde hace diez años se relacionan. De hecho, el fruto son dos osos «híbridos» encontrados en 2008 de padre occidental y madre oriental. Éstas son algunas de las conclusiones del estudio realizado por la Universidad de Oviedo y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para el Gobierno asturiano entre 2007 y 2010, y que aporta la primera cifra realmente fiable sobre la población osera.

Los datos están sustentados en la certeza que aportan los estudios genéticos. Para conseguir determinar científicamente el número de ejemplares que integran la población osera y sus características genéticas, los investigadores han empleado un sistema de «captura» basado en el rastreo y análisis de pelos y excrementos, según explica el biólogo, Javier Naves, uno de los directores del estudio por parte del CSIC, junto con Miguel Delibes y Alberto Fernández-Gil.

Para calcular el total de la población -contando los individuos a los que no se ha tenido acceso- se hicieron recapturas de muestras y según la probabilidad de hallazgos de individuos nuevos y de repeticiones en los sucesivos análisis se fijó que la población oscila entre 195 y 210 ejemplares.

La profesora de la Universidad de Oviedo Ana Domínguez, directora del estudio por la parte universitaria, señaló que el número de osos detectado hace la población viable a corto plazo. Pero no a medio y largo plazo. Para que desaparezca el peligro de extinción sería necesario alcanzar 500 reproductores. Los investigadores calcularon que en una población osera una cuarta parte tiene capacidad de procrear. Por eso, la población del oso pardo cantábrico estaría «a salvo» cuando sume al menos los 2.000 individuos.

Javier Naves precisa que es difícil determinar cuánto tiempo falta para que ocurra eso. «La dinámica de poblaciones de osos no es como la de las vacas o los conejos, la evolución es mucho más lenta».

Las dos poblaciones oseras han vuelto a conectarse, por el aumento de ejemplares registrado en los últimos años. «Hay más, se mueven y por tanto existen más posibilidades de que se encuentren», indica Naves.

La nueva situación plantea retos y problemas. Uno de ellos trata sobre a dónde van a vivir los nuevos ejemplares que nazcan. Naves opina que Asturias tiene un hábitat potencial en el Oriente. Sin embargo, la creación de un nuevo núcleo intermedio de población en la montaña central asturiana no parece fácil a priori. «Son zonas con bastante presencia humana y bajas figuras de protección, la preservación de los espacios naturales ha sido clave para la reproducción de los osos», indica. También advierte que aunque los datos son positivos, la presencia de osos no está garantizada. «Aún tenemos un número muy pequeño de animales y cualquier alteración que se produzca en la naturaleza o las malas condiciones fisiológicas son un riesgo para ellos». A ello se añade que la fauna salvaje no recibe asistencia veterinaria y eso le resta posibilidades de supervivencia.

Hace quince años, cuando el conteo de osos se hacía con estimaciones indirectas, tomando como referencia las madres con crías, la población en la zona occidental era de unos setenta ejemplares, como consta en la tesis presentada por Naves en 1997, relativa a datos recabados en 1995.

El porcentaje de diversidad genética de los osos del occidente de la Cordillera es del 45 por ciento, tomando como referencia el promedio de poblaciones de osos de Norteamérica o Escandinavia. La diversidad genética de los del Oriente es del 25 por ciento, la más baja en términos comparativos.

El reto para los próximos años es la identificación de los pasillos o corredores por los que los machos migran entre el Occidente y el Oriente, así como la prevención de daños en la apicultura, agricultura y ganadería. El Principado descartó reintroducir osos de otras procedencias, así como la alimentación artificial, «eso ya no está en el debate».

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