El parque nacional de los Picos de Europa cuesta un ojo de la cara. Las cuentas no dejan lugar a la duda: el espacio protegido generó el año pasado un gasto de 7,9 millones de euros, una cantidad a la que aún habría que añadir las subvenciones concedidas por las comunidades autónomas que lo integran -Cantabria, Asturias y Castilla y León-. Mientras tanto, ¿cuántos ingresos generó en 2009 el Parque? Según el informe anual de la dirección del Parque sólo 9.048 euros, todos ellos correspondientes a la venta de folletos. El balance se escribe con números rojos. El parque nacional es una hipoteca mayúscula. Eso sí, seguirá siendo financiada casi en su totalidad por el Estado, que aportará los 7,9 millones anuales que cuesta el funcionamiento del espacio protegido, aunque la gestión corresponderá a las comunidades autónomas, tras la firma, el martes, del traspaso de las competencias, que será operativo el próximo 1 de febrero.
El PSOE, con la aquiescencia en este caso del PP, ha sido el que ha elegido el actual modelo de parque nacional (hay países que cobran la entrada y otros servicios en este tipo de áreas naturales). Cuando, hace unos años, desde algunos sectores se planteó la posibilidad de instaurar un cobro simbólico (incluso voluntario, propusieron algunos) a los visitantes, los socialistas dijeron «no» y señalaron que el disfrute del medio ambiente debía de ser «libre y gratuito». Sólo unos años más tarde se instauraba un sistema de lanzaderas turísticas en la zona asturiana del Parque, que implicaba el traslado de los turistas en autobuses y el cierre de la carretera de los Lagos a los vehículos particulares. La visita en temporada alta dejaba de ser «libre» y «gratuita», pero el dinero que los turistas desembolsan por viajar al interior del Parque no repercute en las arcas del espacio protegido, sino en las de una empresa privada de transporte.
Tampoco los ingresos generados por el funicular de Bulnes revierten en las arcas del parque nacional. El Principado, titular de las instalaciones, después de colocar carteles turísticos del funicular por toda la comarca oriental, cedió la gestión a la misma empresa de transporte que se ocupa de las lanzaderas turísticas. Las arcas públicas se limitan a pagar religiosamente el mantenimiento del tren de cable, cifrado por el Gobierno asturiano en más de un millón de euros cada año.
En Cantabria ocurre más de lo mismo. El teleférico de Fuente Dé, principal atractivo turístico de la zona cántabra de los Picos, generó el año pasado algo más de medio millón de visitantes. Pero el dinero ingresado por los viajes en funicular y las instalaciones adyacentes (tiendas, cafeterías y otros) tampoco repercuten en el Parque. Claro que el sistema aplicado en Cantabria es radicalmente diferente al de Asturias, pues en la región vecina gestiona las instalaciones Cantur, empresa pública controlada por la comunidad autónoma.
Los responsables del parque nacional tampoco han podido rentabilizar las visitas a los diferentes centros de visitantes y oficinas del espacio protegido. Así, la Casa Dago de Cangas de Onís, con más de 13.000 visitantes el año pasado sólo ingresó 30 euros por venta de folletos. Por este mismo concepto ingresó 5.746 euros el centro de visitantes Pedro Pidal, ubicado en los Lagos. Claro que tuvo 81.855 visitas. Buferrera, con cerca de 100.000 visitantes, no generó el año pasado ni un euro de ingresos, puesto que sólo cuenta con una caseta informativa. Así ocurre igualmente en el resto del Parque, cuyos centros y oficinas de información al público recibieron el año pasado 418.711 visitantes, que sólo dejaron tras de sí 9.048 euros.
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