domingo, 26 de diciembre de 2010

Un perfil ambiental de Asturias

Por segundo año consecutivo el Observatorio de la Sostenibilidad del Principado de Asturias acaba de sacar a la luz el «Perfil Ambiental» 2009, una publicación con la que se pretende dar a conocer a la sociedad el diagnóstico, evolución y comparativas acerca del estado del medio ambiente en la comunidad autónoma.

El «Perfil» aspira a ser referente de información ambiental, basado en indicadores, transparente, sistemático y científico. Un verdadero libro abierto al que acudir para conocer el detalle de situación y evaluación de progreso sobre diversas facetas de la sostenibilidad, apoyándose en la información oficial más actualizada en la fecha a que se refiere la edición. En estas líneas he pretendido esbozar sólo algunas de sus conclusiones más destacables.

Comenzando por el aire, los indicadores ponen de manifiesto cómo, en general, mejoran los datos de diferentes contaminantes y sectores de actividad de alta influencia en su calidad. Gases causantes de la lluvia ácida y de fenómenos de eutrofización experimentaron, según los datos recogidos en el «Perfil» 2008 el mayor descenso anual desde 1990. También el ozono ha descendido notablemente.

Las emisiones de la actividad industrial y energética, responsables de más del 60% de los contaminantes asiduamente analizados, también tienden a la baja. Este dato ha de valorarse con cautela, dada la influencia de la crisis en la actividad económica, particularmente, el descenso de la generación eléctrica en las térmicas de carbón. Pero lo importante es la tendencia, que indica cómo las emisiones en las dos últimas décadas se han reducido en el sector energético casi un 70%. Lo mismo se constata con las procedentes del transporte.

No son necesarias citas científicas para afirmar la relación entre el estado del aire y la salud de los seres vivos. Tampoco hay dudas sobre su influencia en la calidad territorial y su valor como ventaja competitiva. Razones éstas de peso que deben animarnos a perseverar en objetivos de mejora continua de la calidad del aire en Asturias. Porque, ciertamente, la tónica general es la de unos valores por debajo de los límites para la protección de la salud humana y el medio ambiente, pero se debe aspirar a seguir mejorando.

El ruido es otro de los vectores ambientales influyentes en la salud y el bienestar humanos. En Asturias empezamos ya a disponer de instrumentos necesarios para su evaluación y mitigación. El 2009 fue año de elaboración del «Mapa de ruidos» y el plan de acción sobre la red autonómica de carreteras, que junto con otros de grandes ciudades y de la red de carreteras estatales, han de contribuir a paliar algunos problemas de contaminación acústica que perviven en la comunidad autónoma.

El «Perfil» pone también de relieve la situación de Asturias ante el reto del cambio climático. Según los últimos datos de inventario (2008), cumplimos Kioto cuando en España el incremento de las emisiones de CO2 casi triplica los umbrales exigibles derivados de dicho Protocolo (un 41,2%, frente al límite del 15%), destacando que por primera vez han disminuido las emisiones del transporte. También somos la comunidad autónoma que más ha reducido las emisiones respecto de 1990 (año base), y estamos incluso por debajo de las generadas en esa fecha. Pero lo más meritorio es constatar que el indicador 2008 de la intensidad de carbono en la economía asturiana refleja un desacoplamiento entre el PIB -que ha crecido un 1%- y las emisiones de gases de efecto invernadero -que descendieron un 22% respecto del año anterior-. Esta desvinculación proviene en buena medida del mejor comportamiento de la industria y la energía, y también del transporte; sectores que absorbiendo más del 85% de la energía final están dando inequívocas muestras de eficiencia. La transición de Asturias hacia una economía más limpia, asentada sobre los que deben seguir siendo sus grandes pilares, constituye, pues, no sólo nuestra firme vocación política, sino un proceso en marcha ya avalado por datos ciertos y comparables.

Otro indicador que apunta a la creciente sostenibilidad del sector energético es el de las renovables, que en 2008 batieron récord de aportación al mix regional, con un 16,6%. También los consumos globales de energía final, que han disminuido, rompiéndose una dinámica casi constante de ascenso desde el año 2000.

La evolución del autoabastecimiento energético -con datos de 2008- demuestra que no alcanza siquiera la quinta parte de la energía primaria demandada en Asturias. El descenso en la producción de carbón está, sin duda, en el origen de estos datos, y este elevado nivel de dependencia es una más de las poderosas razones para la consideración del carbón autóctono como sector estratégico.

El cambio climático también influye en la disminución de las precipitaciones medias anuales y la mayor concentración de años secos, lo que tiene eco en las reservas embalsadas para abastecimiento en Asturias, que en el año hidrológico 2008-2009 descendieron un 6%. Afortunadamente, en cuanto al consumo, se afianza una tendencia de creciente responsabilidad, pues con una caída del 4% el 2008 es el segundo año en que disminuye el consumo medio por red pública en Asturias, después de una senda ascendente desde 1996.

También se ha reducido la generación de residuos domiciliarios en 2009; sin embargo, la recogida selectiva ganó enteros con un incremento del 12% en vidrio, 10% en envases ligeros y sólo un ligero descenso en el papel y el cartón, probablemente vinculado a la caída del consumo. Sin duda queda mucho trecho para lograr niveles óptimos de recogida separada, pero es innegable que el compromiso en la gestión responsable va dando frutos.

Los residuos de construcción y demolición correctamente gestionados crecieron en 2008, manteniéndose el pasado año pese a la atonía de la construcción; y otros flujos de residuos, como los sanitarios, también consolidan en 2009 su ascenso, casi constante en las series interanuales.

Otro capítulo del «Perfil» son los espacios naturales, donde afloran ventajas comparativas de Asturias derivadas de la apuesta por la protección ambiental del territorio y la eficacia de determinadas políticas de conservación de espacios.

En el ámbito de la biodiversidad, las tendencias poblacionales de aves como el alimoche, el águila real o el buitre leonado, muy vulnerables al uso de venenos y tóxicos, dan síntomas de recuperación favorecida por iniciativas conservacionistas en las que también hemos de seguir ahondando para obtener logros más rotundos. Ese tipo de iniciativas también están detrás de la recuperación de una especie tan emblemática como el oso en Asturias, reflejada en la evolución del censo de madres con crías, más del doble que hace una década. Es esperable que la perseverancia en los proyectos y el trabajo científico desarrollados para la recuperación del urogallo den también pronto resultados alentadores.

Las especies cinegéticas constatan una recuperación espacial y demográfica de la reina de la caza en Asturias, el rebeco. En cuanto a las especies piscícolas, el indicador de capturas de salmón, con los peores datos de las últimas seis décadas, pone de manifiesto que profundizar en todas las medidas de recuperación de la especie posibles es una gran necesidad.

En una región como Asturias la economía de la biodiversidad tiene en su privilegiado paisaje un caudal de oportunidades que hemos de aprovechar en beneficio del territorio y la sociedad rural. Una señal de confianza es el que en 2009 nuestros espacios naturales hayan continuado atrayendo a un mayor número de visitantes, y el número de pernoctaciones crece en los alojamientos de turismo rural, lo que avala la fortaleza de las políticas desarrolladas.

Son casi innumerables las conclusiones que se pueden extraer del «Perfil Ambiental de Asturias» 2009, compuesto por 184 indicadores; pero su finalidad no acaba en el suministro de información ambiental de calidad, transparente y de fácil acceso. Pretendemos también identificar tendencias para la reacción temprana, la incorporación de las mejores prácticas ambientales, la adopción de decisiones más responsables y eficaces, y, en definitiva, la generación de una cultura de la sostenibilidad más arraigada y extensa entre la sociedad, empresas e instituciones que operan en Asturias.

En un mundo donde la globalización y la crisis demandan nuevas respuestas, sólo si logramos esa cultura avanzada de la sostenibilidad impregnando las políticas territoriales y sectoriales, seremos una comunidad autónoma con mayores posibilidades de progreso. Pues el progreso, si no es sostenible, ni es auténtico progreso ni genera bienestar social.

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