
La senda, con 1,7 kilómetros de recorrido y 3 metros de ancho, ha supuesto una inversión de 1.379.037 euros y en enmarca dentro del denominado Plan de Transporte a los Lagos, que impulsa el Gobierno asturiano. El Camino Natural se inicia una vez atravesada la pasarela peatonal del aparcamiento de Muñigu (antes de Llerices), construida el año pasado por el Gobierno del Principado. La ruta de Muñigu comunica el aparcamiento situado en la margen parking con el Real Sitio de Covadonga. Durante su recorrido el Camino Natural salva un desnivel de unos 90 metros, siendo la pendiente máxima del 8 por ciento.
Esta ruta, según el Ministerio, integra múltiples usos de carácter social (senderista, peatonal, ciclista, de contemplación, etcétera) y potencia valores paisajísticos, históricos, culturales y recreativos de la distintas zonas por las que transcurre. La obra de la senda de Muñigu ha sido promovida por el Gobierno del Principado y financiada por el Ministerio.
La adecuación del Camino Natural han requerido tareas de desbroce y de excavación, actuaciones para el correcto funcionamiento del drenaje, y actuaciones de recuperación ambiental, de hidrosiembra y de plantación de 180 árboles (acebos, sauces o arces). Además se ha habilitado un área de descanso, bancos rústicos y mesas.
El argayo que afectó a la senda el año pasado requirió una inversión extra de 100.000 euros. La obra cumple con los criterios del Programa de Caminos Naturales, desarrollado por el Ministerio, y se une a los más de 3.300 kilómetros existentes de Caminos Naturales en España. Con ellos se contribuye, según Medio Ambiente, a diversificar la actividad económica de la región potenciando la oferta turística y preservando los recursos de la zona de influencia del Camino Natural. «También favorecen la conservación del patrimonio cultural y tradicional, dotando de nuevas funcionalidades a infraestructuras abandonadas y permitiendo así el cuidado y transmisión del legado cultural de la zona», añadió el Ministerio.
La senda de Muñigu no ha estado exenta de conflictos. La propuesta inicial del Ejecutivo asturiano fue rechazada por el Gobierno de José María Aznar, al considerar que provocaba impactos críticos en el parque nacional. La llegada al poder del PSOE, en 2004, allanó el camino y un nuevo informe dio «luz verde» a la senda
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