La alta humedad que empapa el ambiente hace del otoño la estación más propicia para el
desarrollo de vegetales inferiores. Las setas tapizan los campos, y los musgos y líquenes recobran su vitalidad y tersura sobre cualquier sustrato, como ocurre con el liquen de la foto, que ha tupido la corteza de un abeto.
Hay, además, otros seres vivos que se benefician de tanta humedad, los caracoles, que surgen por doquier y nos permiten observar sus hermosas conchas.
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