Quebrantahuesos en Picos.

La recuperación del quebrantahuesos en el Parque requerirá otros 10 años de trabajo

Los dos ejemplares liberados en los Picos permanecen en la zona de suelta de las majadas de Onís, medio siglo después de la extinción de la especie.

La reintroducción del quebrantahuesos en los Picos de Europa ha necesitado ocho años de esfuerzo y colaboración, pero aún requerirá emplear otros diez años más para poder dar por bendecido el proyecto de recuperación de la especie en la cordillera cantábrica que lidera la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ). Este es el periodo mínimo que la organización calcula necesario emplear para garantizar un stock de población viable en los Picos de Europa, lugar del que desapareció hace medio siglo. «En el plazo de diez años no debería haber menos de cuarenta individuos. Ahora los dos ejemplares soltados en el mes de julio son dos aves nodrizas y la intención es, si se mantiene la confianza del gobierno de Asturias, que en el próximo verano se suelten cuatro o cinco ejemplares más», refiere Gerardo Báguena, presidente de la Fundación.

El 9 de julio de 2010 fue, sin duda, una jornada histórica para todos los agentes implicados en este proyecto multidisciplinar. Ese día se ponían en libertad los dos primeros ejemplares de «quebrantas» en el Cantón del Texéu, muy cerca de la majada de Belbín, en los puertos del concejo de Onís dentro del macizo asturiano fundador del parque nacional de los Picos de Europa, la Montaña de Covadonga. Era el vuelo más deseado tras la extinción de la especie de este territorio hacia el año 1950 del siglo pasado y el fallido intento, en la década de los ochenta, de reintroducir la especie a través de ejemplares procedentes de los Pirineos. Entonces, el desconocimiento de la población pirenaica y los escasos nidos conocidos desaconsejaron la iniciativa.

Tres décadas después, el quebrantahuesos mantiene una única población viable en todo el Paleártico Occidental, la ubicada en los Pirineos.

La recolonización de los Picos de Europa comenzó a fraguarse en el año 2002, cuando el plan de recuperación cogió el impulso suficiente para terminar implicando a cuatro administraciones, la del Estado, la de los gobiernos autonómicos de Asturias, Castilla y León y Cantabria (las tres comunidades autónomas que aportan superficie al parque nacional de los Picos de Europa), y al de Aragón, la comunidad donante de los primeros ejemplares reintroducidos. Todo ello además del bienvenido respaldo de ganaderos, federaciones, organizaciones no gubernamentales y grupos consevacionistas como la Sociedad Española de Ornitología SEO-BirdLife y el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), empresas privadas y buena parte de la sociedad civil.

«Leoncia» y «Deva» son esos dos primeros ejemplares de quebrantahuesos soltados en los Picos de Europa a los que el personal de la Fundación está haciendo un seguimiento monitorizado diario. El proyecto de recuperación comenzó en los Pirineos pero ahora se ha trasladado a los Picos de Europa donde las dos hembras se han adaptado al hábitat. «Deva» tiene mucha autonomía, más dominio del vuelo; a «Leoncia» le está costando más, pese a que «tiene mucha autoridad cuando se pone al lado de un buitre, por ejemplo, pero, sin embargo, tiende a volar menos que su compañera», comenta Báguena en la cresta de Cabeza Camba, la montaña desde la que ayer se intentaba atisbar a alguno de los dos ejemplares. No hubo suerte aunque sí constancia, a través del sistema monitorizado de seguimiento, de la cercana presencia de «Leoncia» en las inmediaciones de la cercana montaña de Pandescura.

«Buscas lugares remotos para la suelta que luego condicionan el trabajo de campo posterior -explica Báguena-, los ejemplares son todavía sociodependientes y el objetivo es que superen este primer invierno para constituir un núcleo fundador». Ambos ejemplares se criaron en cautividad en Aragón, después fueron trasladados a Asturias, a las inmediaciones de la zona de suelta, donde permanecieron en dos jaulones casi un mes antes de su liberación, con 130 días de vida. En los cuatro meses de vuelo en libertad, «Deva» y «Leoncia» han ido equilibrando la convivencia en la montaña. «De entrada hay un principio de precaución respecto al resto de la fauna al desconocer si se trata o no de competidores, luego comienzan a relacionarse con el resto de las especies de manera jerárquica», relata Gerardo Báguena.

Esta relación jerárquica, con el quebrantahuesos en la cúspide, dejó de existir en los Picos de Europa a mediados del siglo pasado pero vuelve a darse de nuevo, «la historia natural de Asturias ahora está completa», afirma el presidente de la Fundación. Los Picos de Europa pasan, así, a convertirse en la primera montaña de España que recompone su biodiversidad, precisa Báguena, añadiendo que «gracias al quebrantahuesos se ha conocido al hombre de la montaña». Se refiere así al importante papel que está jugando en la recuperación de la especie el sector ganadero, dada la relación entre la presencia de ovejas y cabras en los puertos de la Montaña de Covadonga y la supervivencia del quebrantahuesos. Dos ovejas muertas fueron, ayer, la comida dispuesta para «Leoncia» y «Deva» en la zona de Soñín. La ubicación de la comida se varía, «no se fija un comedero para obligarlas a moverse», comenta Báguena.

El quebrantahuesos mantiene una única población viable en todo el Paleártico Occidental, ubicada en Pirineos, donde existen un total aproximado de 130 unidades reproductoras y su población presenta un incremento anual próximo al 5 por ciento. Sin embargo, esta situación favorable presenta luces y sombras que aconsejan la actuaciones estratégicas de conservación que permitan aumentar la población pirenaica y crear una población externa en los Picos de Europa. Para facilitar la vuelta del «quebranta» a este espacio se elaboró el proyecto de reintroducción, al hilo del cual se están ejecutando actividades no solo de carácter biológico sino, también, relacionadas con las labores tradicionales que favorecen la biodiversidad.