miércoles, 23 de marzo de 2011

La FOP apuesta por traslado de osos


La ONG conservacionista Fundación Oso Pardo (FOP) apuesta por llevar osos de la población occidental a la oriental para conseguir «un cruce artificial» y favorecer la recuperación del subgrupo oriental. La población osera de esa parte de Asturias lleva años estancada y últimamente sólo se ha confirmado la existencia de dos hembras con cría, la misma cifra que cuando en 1989 se lanzaron los primeros programas de recuperación de la especie. «Este traslado es necesario y cuanto antes se haga, mejor», explica el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero.


La población de oso pardo cantábrico se encuentra distribuida en dos grupos muy diferenciados y que no han evolucionado de la misma forma a pesar de que los esfuerzos han sido los mismos en una y otra zonas. En la occidental, que abarca principalmente territorio asturiano, los datos son «espectaculares, los mejores de todos los tiempos», asegura Palomero. Hay veinticinco osas con cincuenta oseznos, frente a las dos madres que habitan en la zona oriental, donde es necesario que se renueve el flujo genético para revitalizar la población.

Un reciente estudio llevado a cabo por genetistas del Museo de Ciencias Naturales de España y de la Universidad de Oviedo, cuyos resultados se presentaron a principios de este año, corrobora que se han registrado contactos entre ambas poblaciones tras más de cincuenta años de aislamiento. No obstante, la Fundación subraya que estos contactos deberían ser más continuados, para lograr el cruce genético de los que ya se consideran dos subgrupos de una misma población. «Hay que activar más el contacto. Esto es muy bueno para la subpoblación oriental, que necesita genes nuevos y flujo genético de la población occidental», argumenta Palomero. Cree que ahora, con unos datos de recuperación del subgrupo occidental mejores que nunca, «es el momento de abrir el debate».

El presidente de la FOP asegura que la decisión debe contar con el consenso de todas las parte implicadas, «de los habitantes de la zona, de las administraciones y de los expertos». Y matiza el experto que «aunque todavía hay tiempo y la población oriental no se va a extinguir en los próximos dos años, cuanto antes se tome la decisión, mejor». Se necesitan híbridos de las dos poblaciones, ya que los osos que habitan en la zona oriental comparten descendencia genética, lo que conduce a la endogamia, que no favorece a la especie. En el año 1989 comenzó la labor para la recuperación del oso pardo cantábrico en Asturias, Castilla y León, Galicia y Cantabria. Se calcula que hoy habitan en la Cordillera unos 200 osos y 150 de ellos forman parte de la población occidental. Cuando comenzaron las labores para la recuperación de la especie, la población oriental ya partía de una situación más extrema, con sólo dos osas con crías en esta zona. Hoy los datos son iguales.

La llamada población occidental se distribuye por el alto Sil leonés, parte de Lugo y Asturias. La población oriental o subgrupo oriental se extiende entre Palencia y Cantabria. Aparte de llevar a cabo este cruce genético forzado de manera artificial, desde la Fundación Oso Pardo insisten en la necesidad de trabajar para favorecer los pasos naturales para que los osos de las dos poblaciones se comuniquen entre sí.

A decir de los expertos, las comunicaciones que beneficiaron a los asturianos terminaron por tener un impacto enorme en la población osera de la Cornisa. El ferrocarril entre Asturias y la Meseta, la carretera nacional 632 y la Autopista del Huerna son las principales infraestructuras que cortaron los pasos naturales que comunicaban a las dos poblaciones. «Se deberían llevar a cabo trabajos de reforestación para conseguir que, por ejemplo, los siete túneles del Huerna se convirtiesen en pasos naturales para el oso», explica el presidente de la FOP. En algunos de esos túneles ya se han realizado trabajos.

A este problema se suma otro que inquieta singularmente a quienes, como Palomero, se ocupan de intentar que el oso se libre de estar en peligro de extinción. «Estas carreteras no tienen un vallado que impida el paso de los animales. Un oso puede tirar una de estas barreras de protección cuando sea y poner en peligro su vida y la de los conductores», remata el presidente de la FOP.

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